La latita de maíz tailandés

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Dante Rivas… Sosteniendo en la mano una latita de maíz tailandés, cual Hamlet con la calavera de Yorick, se preguntaba:

“¿Qué nos pasó a los venezolanos que ahora importamos lo que éramos capaces de producir con las uñas hace 15 siglos?”.

No me asombraría que de profundizar en sus cavilaciones, concluya con una respuesta que, por trillada y predecible, a estas alturas del proceso resulta trivial:

La culpa es del imperio, fueron ellos quienes destruyeron la capacidad productiva de nuestros hermanos originarios.

Entonces, le sugiero a Dante que no desande 1.500 años. Le propongo que reformule su pregunta para que pueda ofrecer explicaciones pertinentes y útiles: ¿Qué nos pasó a los venezolanos que ahora importamos lo que éramos capaces de producir eficientemente hace 15 años?

Que responda: ¿Por qué las caraotas son dominicanas? ¿Por qué los pollos de Mercal vienen de Brasil? ¿Por qué la carne es argentina; y la leche y los quesos, uruguayos? ¿Por qué hay que enviar un avión a traer de urgencia papel toilet desde Bolivia? ¿Por qué traemos bauxita de Guyana y aluminio primario de Canadá? ¿Por qué debemos importar electricidad desde Colombia? ¿Por qué el café es ahora nicaragüense? Y el colmo, ¿por qué le compramos gasolina al imperio mismo?

Dante Rivas, hasta hace muy poco, formó parte de la cúpula (¿estará podrida como en la Dinamarca de Hamlet?) del Alto Gobierno Nacional. Por lo tanto, es corresponsable de las políticas que destruyeron la capacidad productiva de la economía del país, y que aquí en Nueva Esparta estrangulan al Puerto Libre.

A pesar de todo esto, el gerente estrella del equipo bolivariano de demolición de la economía nacional, con su cara bien lavada, ofrece que desde la Alcaldía de Mariño hará que Venezuela se convierta en un país autosuficiente para que no sea necesario traer desde Asia latitas de maíz tailandés.

Como diría Perucho Conde, ¡no mejora nada el enfermo!